Historia

La fundación de la Venerable, Ilustre y Mercedaria Hermandad del Santísimo Sacramento y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas, Nuestra Madre y Señora Santa María de la Merced y San Antonio de Padua, data de mediados de la centuria pasada, exactamente de 1954.

Nacida al amparo de la recién edificada Parroquia del Buen Pastor y San Antonio de Padua, uno de los templos debidos al celo evangelizador del recordado Fray Albino, como son los casos de los de Valdeolleros en el barrio del mismo nombre, o la de Cristo Rey en El Brillante, cuyas trazas se asemejan tanto que a quien no les son familiares podría hacerles confundir su ubicación.

La denominación de las advocaciones de ambas imágenes caería por su peso teniendo en cuenta el entorno geográfico e institucional y una gran parte de los fundadores de la recién nacida cofradía. La cercanía de la Prisión Provincial, por aquellos tiempos en el radio de acción de la parroquia y la procedencia catalana de parte de los fundadores instalados laboralmente en la extinta empresa de manufacturas de algodón y aceite de Cepansa, otorgan sin duda alguna el nombre a Ntra. Sra. de la Merced y así hacen un guiño a la historia como herederos y garantes del espíritu rescatador mercedario, que tanta importancia tuvo en nuestra ciudad.

La del Señor podría tener alguna posibilidad más dentro del abanico de la morfología de la antigua imagen, pero descartando entre otras la del Ecce Homo, más utilizada generalmente por las cofradías andaluzas, se optó por una característica inherente al barrio: la Humildad; pero con un mensaje a la ciudad que esperaba una respuesta valiente de nuestra cofradía: Jesús como Rey del Universo, en la pantomima pasionista de la Coronación de espinas pero con el trasfondo de sus palabras: “Mi reino no es de este mundo”. Así la nueva imagen del Señor fijará su limpia mirada, empotrada en el cuerpo atormentado, dirigida al Padre Eterno para significar que ese es el camino a seguir para llegar al reino verdadero.

Precisamente de la mano de su primer párroco, D. Manuel Márquez González, surge la idea de crear un grupo de oración en torno al Stmo. Sacramento del Altar y una cofradía de penitencia que sea su estandarte y el de su barrio, el denominado antaño de Miraflores, como reza  en sus primitivas reglas, el que difunda por la feligresía el espíritu más auténticamente evangelizador, a la vez que tradicional, en su concepción más enraizada en la cultura andaluza. 

Una vez concretados los fines de ambos grupos, se consolida la idea de que ambos pueden convivir simbióticamente y nutrirse de los carismas que le son inherentes a cada uno conformándose lo que a partir de entonces y hasta nuestros días nos ha llegado como la Hermandad Sacramental de la Merced, primera hermandad de penitencia con carácter sacramental de las de Córdoba.

Reunidos sus primeros Cabildos de Oficiales, se decide aceptar el ofrecimiento de la Excma. Diputación Provincial de Córdoba, y de D. Rafael Rodríguez de Ortega, quien fuera el “vestidor” de la dolorosa desde un principio hasta la “hechura” de la nueva imagen, de las dos imágenes que procesionaría la novel hermandad.             

171La talla del Señor, antigua de los “hortelanos” y que recibiera culto hasta su traslado en la iglesia del convento de Campo Madre de Dios, es una imagen en actitud de entrega con la mirada vuelta al padre, en posición de rodillas, con los brazos extendidos hacia delante en los que sujeta un cetro de caña. Dicha imagen se halla en las vitrinas de la Casa de Hermandad, ya que al no ser del agrado de la cofradía por su escaso valor artístico, el valor sentimental obligó, después de estar cedido por el párroco a una hermandad de la provincia, a su rescate y así conservarlo junto a sus más preciados enseres en las vitrinas de la Sala de Juntas.

197La de la Virgen era una talla, como se ha dicho, propiedad de Rafael Rodríguez de Ortega, la cual había adquirido y conservaba en su casa particular. Según los datos pertenecía a la escuela sevillana del XVIII.

En el año 1976, habiendo viajado la talla de la Señora a la localidad de Sevilla, para su restauración, el imaginero al que se encargó el trabajo llamó con urgencia a los Oficiales de la Junta de aquellos años para notificarles que la imagen se encontraba en un estado lamentable de conservación y su deterioro era tan atroz que en la cabeza tan solo conservaba el rostrillo de estuco que se le da a las imágenes sobre la madera para proceder posteriormente a su policromado.

La Junta, en una decisión tan dolorosa como necesaria y urgente, encarga al propio imaginero que iba a acometer los trabajos de restauración, Francisco Buiza Fernández, la talla de una nueva imagen de una dolorosa que tuviera un trasunto en las facciones con la que se iba a sustituir.

La nueva imagen de la dolorosa se bendijo en la Cuaresma de dicho año con la aceptación y beneplácito de los devotos y hermanos de la cofradía.

De igual manera, la imagen del Señor, por los razonamientos antes expresados, también se vería sustituida por una portentosa talla reconocida a nivel nacional como una de las mejores obras del insigne y recordado imaginero Francisco Buiza, en la que destaca su perfecto tratamiento anatómico y su dulzura expresiva nacida de entre el dolor físico más amargo.

La cofradía hace acto de presencia por primera vez en la Carrera Oficial de Córdoba en el año de 1958, aunque su primera salida oficial la hace tras la bendición de la antigua dolorosa desde la parroquia de San Lorenzo, en la que se celebró, hasta su nueva sede, el 1 de Noviembre de 1954.

166Desde esa fecha memorable, hasta la de su incorporación a la Carrera Oficial, lo hace por el barrio cada Lunes Santo en un paso cedido por la Hermandad del Rescatado.  

La antigua imagen del Señor de la Coronación sale de manera simbólica los años de 1962 a 1964, pero problemas de espacio y de mecanismos impiden que la imagen vuelva ya a salir, optando la Cofradía por volcar sus inquietudes en la imagen y paso de la Virgen de la Merced, a la que se le entroniza en nuevo paso, con nuevos respiraderos, candelería, que vino a sustituir a un entramado de tubos en los que se colocaban los cirios y que a la larga pasarían de ser criticados a objeto de extrema necesidad para aquellas cofradías nuevas que no disponían de efectivo para afrontar los gastos más simples, varales, adquiridos a la cofradía de la Borriquita de Cádiz, y techo de palio entonado en blanco, que antes no llevaba, así como un nuevo juego de jarras de entrevarales. 

En estos años se inicia el tradicional encuentro de Ntra. Sra. de la Merced con la imagen del Cristo de Gracia, el famoso Cristo de los “esparragueros” dado que ese día era el que tradicionalmente iniciaba el vía crucis la Hermandad con la imagen cristífera por los alrededores del Marrubial, cuando por allí discurría Ntra. Sra. camino de la Carrera Oficial. Los horarios y los cambios de puesto han impedido que se vuelva a repetir tan sentimental y plástico momento.

Por el contrario desde 1969 una representación de nazarenos de la Hermandad del Remedio de Animas, revestidos ya de su hábito penitencial para la ocasión, y que realiza su estación el mismo día, espera a las puertas de San Lorenzo hasta que los pasos de la cofradía mercedaria se acercan a la bella iglesia fernandina, para rendir honores y realizar un rezo ante ambas imágenes.

En 1978 la cofradía decide crear su propia cuadrilla de costaleros para llevar el paso de palio de Ntra. Sra. de la Merced hasta la Carrera Oficial cordobesa. Si ya de por sí suponía un hito histórico el que una cofradía despreciara el sistema de llevar los pasos cambiando el mismo de mecanismo de ruedas a ser soportado por hombres bajo las trabajadoras, en el caso de la Merced, el hito se convierte en reto y el reto en hazaña, dado el trayecto a recorrer por aquel entonces y las horas empleadas en recorrerlo, cercano a las doce horas.

A pesar de todos los inconvenientes técnicos y humanos, el paso se adapta para ser llevado a costal, empezando los primeros ensayos en Agosto de 1977. A final de año la cifra de costaleros no era la ideal para poder llevar con éxito el citado paso. La cuadrilla que había entablado amistad con la “hermanada” del Císter, que poseía una joven cuadrilla que llevaba dos años trabajando para otras cofradías y así obtener fondos para sacar la suya un día a las calles, se hace cargo del paso mediante un contrato firmado entre el Hno. Mayor de entonces D Rafael Rodríguez Nogueras y D. Fernando Morillo Velarde, capataz de la cuadrilla y Hno. Mayor de la pro hermandad del Cister. De esta forma Ntra. Sra. de la Merced sale por primera vez llevada por costaleros en la Semana Santa de 1978, por la cuadrilla del Cister con algún hermano de la Merced y con José Fernández, su capataz de siempre, al martillo, peculiarmente ataviado con el hábito nazareno pero sin antifaz, siguiendo la costumbre de los que le habían antecedido en el puesto cuando aún era trasportado el paso sobre una estructura mecánica con ruedas.    

Además de en otras cofradías de la capital, siempre que se lo han solicitado y de manera desinteresada,  la cuadrilla de costaleros de la Merced participó en la primera salida del paso de palio de Ntra. Sra. de Los Dolores de la vecina barriada de Alcolea y tiene a gala haber sido designada por la Agrupación de Cofradías de Córdoba como la encargada de llevar hasta la Catedral cordobesa a la imagen de Ntra. Sra. de la Fuensanta, para ser proclamada Patrona de las Cofradías de Córdoba, en 1987

Como ya se ha citado, la cofradía en el trascurso del tiempo decide sustituir la talla del antiguo Señor de la Coronación por una talla del imaginero que había gubiado la de la Virgen de la Merced, acercándolo al gusto barroquizante de los maestros del movimiento andaluz de la imaginería procesional y en la línea de los más expresivos como es el caso del insigne maestro cordobés Juan de Mesa y Velasco, todo ello con el fin de llamar aún más a la devoción del pasaje evangélico que completaría, al haber fallecido Francisco Buiza, por el jerezano Francisco Pinto Berraquero, que realiza las tres imágenes que acompañan a Ntro. Padre Jesús Humilde en la Coronación de Espinas: un sayón que dirigiéndose al pueblo se mofa de la realeza de Cristo y dos soldados romanos que a golpes de caña le clavan la corona de espinas al redentor sobre sus sienes benditas.

En la Semana Santa de 1982 sale, por primera vez a las calles de Córdoba con su cofradía, la imagen del Señor Humilde sobre paso adquirido a la Hermandad del Perdón de Cádiz. Un año después saldría ya el misterio actual completo con los romanos y sayón realizados por Pinto Berraquero, cuya particularidad es que para que el imaginero pudiera obtener una idea para plasmar en la madera actuaron de modelos dos hermanos de la cofradía y el fraile capuchino, Fray Ricardo de Córdoba, gran mentor de la hermandad en los ambientes cofrades, tanto dentro como fuera de nuestra provincia y del que hablaremos después.

En el año de 1982 la cofradía cambia su color tradicional en el paso de palio, blanco, por el azul pavo real, uno de los colores de luto del judaísmo, e igualmente en el mismo color entona el manto y los faldones del paso de palio.

En el año de 1986 la cofradía decide incorporar a su estación de penitencia, algo que antes no hacía ya que se limitaba a un recorrido procesional por las calles de Córdoba,  la estación menor ante el Santísimo, perennemente expuesto en el convento de las Esclavas del Santísimo y de la Inmaculada, del Colodro, con el fin de dar sentido verdadero de fe a su estación penitencial, algo que ha calado hondo en el pueblo cordobés que cada año se arremolina en masa a las puertas del “conventito” para vivir uno de los momentos fervorosos más impresionantes de la Semana Santa cordobesa, en los que el silencio y la oración compiten por igual con el júbilo de los presentes ante la inminente alegría de la Resurrección y hacia la muestra de amor de la cofradía ante su más grande titular: Jesús Sacramentado.

Fuera de la Semana Santa es preciso destacar la salida extraordinaria que realizó el paso de palio de Ntra. Sra. de la Merced por los alrededores de la feligresía con motivo del Año Mariano de 1987, dos días después de su onomástica, concitando el fervor del pueblo hacia la Reina indiscutible del septiembre mariano cordobés.

En el emblemático año de 1992 la Hermandad que, previamente lo había solicitado a la Agrupación de Cofradías, bajo el mandato de su Hermano Mayor por aquel entonces, D. Miguel A. de Abajo, decide alterar su día de salida y cambiar a la Madrugada del Viernes Santo, con el fin de acercarse a lo que marcaban sus reglas iniciales y potenciar una madrugada que pasaba sin pena ni gloria en la capital.

Esta aventura, por la desidia del pueblo cordobés y la falta de apoyo de las instituciones cordobesas, termina su andadura el Lunes Santo de 1998 en el que la Cofradía mercedaria, que había sufrido una merma importante en sus filas nazarenas y que luchaba contra su propia economía para seguir existiendo, regresa de la madrugada a su día de siempre del que ya no ha vuelto a moverse. No obstante es conveniente dejar patente que sin duda este esfuerzo de nuestra cofradía supuso un acicate para el resto de hermandades ya que inició el camino, para que muchas de la actual nómina se planteasen, la estación en la Catedral, algo impensable hasta que la Merced, desde el Zumbacón llevase sus pasos hasta el Templo Mayor de la Diócesis, con más de doce horas de recorrido.

En el año de 1996 la hermandad firma con el tallista Antonio Martin, autor entre otras obras de interés, del retablo de la ermita del Rocío de Almonte, un nuevo canasto para el Señor Humilde Coronado.  Hasta la fecha el paso se encuentra terminado en lo que se refiere a la talla y el dorado. La Semana Santa de 2013 se completó con unas cartelas en plata, que sirven de pequeños sagrarios y se completará con una serie de imágenes secundarias que ennoblecen el canasto y realzan el misterio de la realeza de Cristo con los cuatro reyes que hacen grande la soberanía de Cristo, las tres Virtudes teologales así como la Penitencia, todo ello del imaginero cordobés Francisco Romero, que dejará terminada la iconografía del canasto con una serie de santos mercedarios relacionados con el Santísimo Sacramento.

Con respecto al paso de palio y ante las deficiencias de los elementos actuales, se ha creado una comisión de trabajo para renovarlo en su totalidad a excepción del bordado realizado por Piedad Muñoz de Albaida del Aljarafe en 1993, con vistas a los fastos que la cofradía se propone celebrar en 2018 con ocasión del octavo centenario de la fundación de la orden mercedaria por San Pedro Nolasco.

La cultura ha sido uno de los pilares básicos de nuestra hermandad y de los consiliarios de esta. Recuérdense los famosos cines de barrio proyectados en el patio, ahora de la Hermandad  y la creación del famoso Teleclub, de donde se transfundieron devociones a la joven hermandad que pasaron a engrosar la nómina cofrade.

Desde allí hasta un sin fin de actividades, charlas, exposiciones etc., con la intervención de personajes de reconocido prestigio en su tiempo, y con una repercusión, incluso allende nuestra fronteras provinciales, como fueron las de Vestiduras Litúrgicas o las  de Arte cofrade en la Diputación Provincial.

Como no hablar del famosísimo grupo de teatro de ”Vuesa Merced” que recogió aplausos en toda Córdoba y fuera de ella, con su puesta en escena de los clásicos de nuestro siglo de oro.

Y como no hacer por supuesto un aparte para nuestras bandas de música, una de ellas la de cornetas y tambores de Coronación totalmente consolidada y con renombre a nivel nacional y la de Santa María de la Merced, dando sus primeros pasos pero a un nivel agigantado y que desde su fundación ha sabido asimilar el estilo elegante de la misma, sin olvidar su idiosincrasia alegre de cofradía de barrio.

Hasta aquí la breve y sucinta historia de la Hermandad de la Merced, pero  estos aspectos de su devenir histórico quedarían vacíos de contenido sin el soporte espiritual religioso y formativo que sus consiliarios, hermanos siempre desde su incorporación a la Parroquia de San Antonio y la consolidada fe de sus hermanos han gestado en este grupo cristiano sin el cual la propia idiosincrasia de la fe de esta barrio no tendría explicación.

Desde su fundación como dijimos la cofradía se plantea la meta de ser el punto de partida en la iglesia para cientos de vecinos que en aquellos tiempos estaban abandonados en la más absoluta pobreza y formación cristiana.

D. Manuel Márquez, primer consiliario de la cofradía, e impulsor principal de la idea de la fundación, se plantea que a aquel barrio marginal entonces, sin luz, ni agua, ni los servicios mínimos había que darle una posibilidad de evangelización y, junto con la cofradía, se pusieron manos a la obra.

A fe que el trabajo no era nada fácil pero el tesón, que esta cofradía siempre ha demostrado, dio sus frutos y poco a poco se fue haciendo con el barrio, y el barrio haciéndose cofradía hasta identificarse, tanto unos y otra, que en la actualidad es todo un orgullo parroquiano pertenecer a la cofradía, aunque sea uno de la otra parte de Córdoba. Y de la misma manera, para su barrio no hay más cofradía que la que le ha sacado del más oscuro ostracismo devolviéndole la luz que, alguien, en algún momento de su historia le negó.

Ahora no es un barrio pudiente, y el paro y la crisis hacen de las suyas pero codo con codo sabe que su cofradía está ahí siempre que lo necesite y eso le aporta tranquilidad y alegría de vivir. 

Gran parte de la virtud de esa formación se la debe la cofradía a sus consiliarios que estuvieron, están y estarán siempre, al cuidado de sus almas y de su formación, y la cofradía en el pasillo que comunica su casa de hermandad con la Iglesia de San Antonio, los mantiene a todos en una galería de fotos para recordar a todos, viejos y jóvenes a aquellos que rigieron los destinos evangelizadores de la Hermandad.

Cómo se podría olvidar esta cofradía de su cofundador, D. Manuel Márquez, alma mater de la impronta de esta cofradía, de incluso la nomenclatura de sus imágenes, de las que más adelante hablaremos, o de D. José, el salesiano que hacía las veces de coadjutor con D. Manuel.

Y también, aunque por menos tiempo de D. Manuel Moreno,  del recordado por su amor a la Señora y su relación jovial con la juventud mercedaria de  D. Anastasio Andrada Mansilla, de  D. Manuel Cobos, que ha alcanzado su jubilación siendo titular de la parroquia y consiliario de la hermandad y ahora emérito de ambas.

No podemos pasar por alto en este breve reseña, por supuesto, a aquellos que aún no siendo párrocos de San Antonio tienen un sitio de honor por su entrega a la misma y a sus hermanos,  nuestro hermano sacerdote Jerónimo y nuestro hermano sacerdote José Antonio Gallego, vicario de San Antonio en 2011-2012 y que sigue empeñado con su Grupo Joven de la Hermandad y con todos sus hermanos, huella imborrable que jamás le agradeceremos sobradamente, como se mereció.

Sin embargo, es digno de destacar sobre todos la labor de D. Jesús Fernández Palomo: El alma buena de San Antonio, de su cofradía y de su barrio.

Nadie podrá superar el amor que este cura de pueblo dejó en nuestra cofradía. Nadie mejor que el Santísimo, Ntro. Padre Jesús Humilde y Ntra. Madre y Señora saben de la bonhomía de D. Jesús, de su sonrisa imperturbable, de su no poseer nada, porque él entero era de todos.

El nos enseñó caridad, humildad, perseverancia, nos enseño a tener fe y a acrecentarla, a amar a nuestros semejantes, más que a nosotros mismos. Y todo ello lo hizo sin pronunciar una palabra, sin convocar un retiro, sin dar una charla catequética. Todo lo hizo con su ejemplo y ese quedó grabado a fuerza de cariño y amor eterno a su figura, siendo un ejemplo a seguir desde su marcha al cielo.

Ahora nos hemos felicitado con la decisión de nuestro Sr. Obispo de mandarnos un pastor a nuestra grey que puede ser el revulsivo para que nuestra hermandad alcance el nivel de formación que el mundo actual y sus hermanos le demandan.

Hermoso reto que desde el principio tanto uno como otra estamos empeñados en alcanzar. Ojala podamos disfrutarlo a la vez que lo vamos consiguiendo.

En nuestra formación cristiana, como hemos citado, han influido sobremanera nuestros consiliarios. Buena prueba de ello, son los Jueves eucarísticos que poco a poco han ido tomando un carácter más popular, incluso entre la juventud de nuestra cofradía, y las sabatinas a Ntra. Sra. de la Merced.

Desde que se convocó el primer grupo de catequesis de Confirmación por la Cofradía, y bajo la dirección espiritual de nuestro hermano sacerdote, José Antonio Gallego, se ha convertido esta actividad formativa en parte de las que, a lo largo del curso cofrade, sirven de base a la formación  espiritual a la misma.

Asimismo las charlas formativas socio culturales que se han promovido a lo largo de la historia de esta hermandad han calado hondo en los hermanos, han contribuido a la culturización del barrio y han hecho a la cofradía faro de fe, pero también cultural y recreativo.

Hemos dejado para el final la relación con la Prisión Provincial, no sin su lógica. Desde la propia fundación de la cofradía, esta va adquiriendo una importancia tan significativa que forma parte de la obra social de la Hermandad, en su atención socio-cultural de los internos de la Prisión, antes en el perímetro geográfico de la Parroquia hasta su traslado a la cercana localidad de Alcolea.

Los encuentros de nuestras imágenes con los internos, en los viacrucis con la imagen de Ntro. Sr. Humilde en la Coronación de Espinas y los de Ntra. Sra. en los rosarios de aurora en su onomástica, y celebración del patronazgo de la institución y de los propios internos, han marcado siempre el alma de unos y otros, habiéndose vivido momentos de intensidad tal que hermanos y presos se han fundido en abrazos y sollozos ante la mirada de nuestros titulares, habiendo portado juntos las parihuelas que los transportaban o en la salida procesional que algunos reclusos llegaron a realizar con la cofradía en los ochenta y noventa de la pasada centuria.

Como ya se ha citado, la hermandad se prepara para el Jubileo de la fundación de la Orden que se celebrará D.m. en el año 2018. Para ello se ha creado una comisión que elabora el proyecto de actos cultuales y culturales para la celebración de tan magno evento para la nuestra.

 Pero como no se puede concebir esta celebración jubilosa sin la participación de los internos y de la propia institución penitenciaria, la Cofradía quiere que ambos estén representados y colaboremos de manera eficaz para que la impronta de la Merced alcance la que tuvo antaño cuando los mercedarios ocupaban la sede de la actual Diputación Provincial.

Texto: N.H.D. Manuel Jesús Sánchez Fernández

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