CRÓNICA RETIRO DE ADVIENTO – SAN CALIXTO

El pasado sábado, y como estaba previsto, un grupo de hermanos han podido celebrar el retiro de Adviento, que había organizado la Diputación de Formación de la hermandad.

Todo se ha desarrollado aún mejor de lo previsto. El paraje, en plena zona de naturaleza espectacular de la localidad de Hornachuelos de una belleza incomparable no podía ser mejor destino para disfrutar de la paz, el silencio y la oración.

La acogida de nuestro hermano, director espiritual del retiro, y anfitrión de la Casa de espiritualidad de San Calixto, ha sido ejemplar. Su amabilidad, su trato humano, y sus sabias y teológicas disertaciones sobre nuestra Iglesia y nuestro Señor Jesucristo como modelo ejemplar, y única vía por la que alcanzar la salvación de nuestras almas ha transportado a los asistentes a ese reino en la tierra, anunciando ese Reino Celestial y Eterno.

Entre las dos charlas que ha regalado nuestro hermano Jerónimo, han podido disfrutar en la recoleta capilla de la Casa de Espiritualidad de unos momentos de meditación y adoración de S. D. M. Jesucristo real y verdaderamente presente en el Santísimo Sacramento del Altar. Tras la estación menor, en un ambiente de recogimiento solo comparable a nuestros Jueves Eucarísticos, Cristo se ha hecho presente.

Tras la bendición con el Señor Sacramentado, han continuado con las enseñanzas de nuestro querido hermano Jerónimo. En esta ocasión, la charla ha versado sobre la figura de Cristo y su ejemplaridad para alcanzar la morada que nos tiene prometida, si queremos hacer de su mandato ley y norma de Vida, porque Él es Camino, Verdad y Vida. Camino por el que llegar a esa Gloria Eterna que deseamos, Verdad que nos libera y nos otorga la razón de nuestra existencia y Vida Eterna que esperamos alcanzar un día cuando hayamos terminado nuestro trabajo en la viña del Señor.

Y para concluir, un almuerzo realizado por las monjas que residen en el Monasterio de San Calixto, en el apacible comedor de la casa, sencillo y bello a la vez, como toda la casa.

Con las almas henchidas de paz, bienestar y sapiencia, tras agradecer a las religiosas sus atenciones han emprendido el camino de vuelta a casa con la íntima satisfacción de haber disfrutado de una jornada de convivencia entre hermanos y de preparación de las fiestas venideras con espíritu de mensajeros de paz y felicidad a los que nos rodean y con el deseo de que el año que viene podamos volver a sentir como debe ser la antesala de la Gloria.

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