INAUGURACIÓN Y BENDICIÓN DEL SALÓN PARROQUIAL “D. JESÚS FERNÁNDEZ PALOMO”

El pasado viernes 3 de septiembre, tuvo lugar la inauguración y bendición del salón parroquial “D. Jesús Fernández Palomo”, que ha sido recuperado por la Hermandad, para uso como salón de actos de la propia Hermandad y la Parroquia.

A continuación dejamos una semblanza de D. Jesús Fernández Palomo.

SIGUES CON NOSOTROS. GRACIAS D. JESÚS

Dicen, unánimemente y sin excepción, y así lo siguen proclamando quienes con él convivieron y bien lo conocieron, que D. Jesús Fernández Palomo fue un cura párroco excepcional, de los de entonces y de los de por siempre. Su ejercicio ministerial dejará huella en aquellos feligreses de todo un barrio, no digamos menos en esta cofradía y sus hermanos, también de entonces; tan necesitados de asistencia espiritual como también humana y hasta material.

La humildad y las carencias de aquellas gentes bien supo atenderlas este gran sacerdote, que extendía los pasillos de su iglesia a través de las calles de aquel Zumbacón, muy diferente y carente al que ahora conocemos. Ni los vuelos de su irrenunciable sotana, ni el déficit  físico de su embotado pie, impidieron nunca verlo transitar, conversar y visitar aquellas humildes casas de su feligresía. Como tampoco puso nunca reparo a viajar y disfrutar de frecuentes excursiones, promovidas en muchos casos por él mismo, para poner en marcha y hasta sobre ruedas verdaderas convivencias.

Promotor y asiduo visitante y cooperante del conocido teleclub, ubicado en los bajos de este mismo edificio, donde tantas actividades culturales y de ocio tuvieron cabida. Volviendo a lo dicho, la convivencia en estado puro. Ay la convivencia. Impulsor y realizador  ejemplar de ella con los asiduos visitantes y participantes de aquel entrañable salón también parroquial. Raro era el día que este cura párroco no hacía acto de presencia y de agradable conversación en este salón de encuentro, donde siempre encontraba una cervecilla que tomar, una partida que jugar, siempre acompañado de una sonrisa y cordial para ofrecer.

Pero como innumerable e imborrable es la herencia y los buenos recuerdos del bueno de D. Jesús, no podría concluirse esta semblanza de otra manera que destacando y ensalzando su faceta cofrade, de cofrade de los de verdad y de fundamento, fundamentos de fe y de teología como no podía ser menos por su condición ministerial. De cofrade mercedario, también de los de verdad y de los de obras son amores. Se hace difícil, por no decir imposible, entender la historia del pasado reciente como seguro que también del aun pendiente de nuestra hermandad sin su presencia y su actuación. D. Jesús, como también la de nuestro querido primer hermano actual de nuestra cofradía D. Rafael Rodríguez Nogueras, por ejemplo. Menudo tándem. Nuestros Titulares bien lo saben, pues fueron muchos los viajes en los que juntos participaron para llevarse a cabo su talla por tierras hispalenses, como buena parte del patrimonio cofrade  que todavía disfrutamos. Este querido consiliario siempre encontraba una buena excusa o razón para sumarse a la vida y tarea de hermandad, que por cierto, en aquella época , suponían desplazamientos hasta con comidas “de hermandad” a la orilla de la carretera, a la altura de Carmona para ser más exactos. Ni siquiera aquellos bocadillos cofrades se perdía el bueno de D. Jesús.

Tal era su entrega y  generosidad que no sólo impulsaba y alentaba proyectos pendientes, sino que hasta los “mecenaba” y cubría o adelantaba de sus propios fondos personales, no tan esplendidos ni abundantes, precisamente.

Cómo olvidar su permanente asistencia y compañía en tantos y tantos momentos de nuestra vida cofrade mercedaria, como en aquellas largas noches de vestir a la Virgen.

Cómo olvidar su reiterado y demostrado apostolado cofrade. Cómo no recordarlo y mostrarle nuestra gratitud, una vez más, y con esta actual nominación, tan generosamente atendida y concedida por nuestro actual consiliario D. Francisco.

Como no imaginarlo, como en aquellas largas madrugadas de encajes y alfileres,  en compañía de su querido y recíproco compañero de hábito sacerdotal Fray Ricardo. Menudos embajadores mercedarios por el mundo celestial.

Gracias permanentes, D. Jesús Fernández Palomo, tu buen hacer y tu buen ejemplo también forman ya parte de nuestro patrimonio, como este salón que hoy se reabre y se bautiza con tu nombre. Que cunda tu ejemplo en nuestras vidas y en tu querida hermandad,  que es la nuestra.

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